Las ferias forman parte de un sistema mayor
La participación en ferias no es un esfuerzo aislado. Las instituciones internacionales que nos visitaron llegaron con una estrategia completa detrás: campañas digitales activas, contenido previo bien trabajado, sesiones informativas online, herramientas de automatización y un proceso de seguimiento que empieza antes de que el aspirante se acerque al stand. Esto significa que el valor de la feria no está solo en el encuentro presencial. La feria funciona como detonante, pero la conversión depende de la estrategia que la rodea. El contacto cara a cara abre la conversación, pero lo que pasa antes y después —el acompañamiento, la claridad en la información, la rapidez en la respuesta— es lo que realmente determina el impacto de la participación. Durante Expo Estudiante Nacional la oferta fue completamente nacional, fiel al enfoque tradicional del evento. Sin embargo, aunque la oferta internacional no estuviera físicamente en los pabellones, la competencia global sí estaba presente en la conversación. Muchos estudiantes y familias preguntaban por estudiar fuera, por visados de estudio y trabajo, por comparaciones de costos con otros países y por las diferencias entre quedarse en Colombia o salir al exterior. Es decir, la decisión educativa del estudiante colombiano ya no se limita a lo que ve en el recinto ferial. Se construye con lo que consume en redes sociales, con la publicidad segmentada que recibe a diario, con testimonios de otros estudiantes en el exterior y con la información que encuentra en buscadores. Expo Estudiante Nacional sigue siendo un espacio clave para las instituciones colombianas, pero el imaginario del aspirante es cada vez más global, y esa expectativa termina impactando directamente a la oferta local.Un entorno sobrecomunicado que exige estrategia real
El mercado educativo, tanto local como internacional, está saturado de mensajes. Todas las instituciones quieren captar la atención del estudiante, todas prometen calidad, todas hablan de oportunidades. En este entorno sobrecomunicado, diferenciarse ya no tiene que ver con el tamaño del stand o con la cantidad de folletos, sino con la capacidad de transmitir un valor claro, acompañar con honestidad y sostener la relación con el aspirante en el tiempo. Para competir en este escenario no basta con “estar presente” en las ferias. Es necesario integrar estrategia, tecnología, comunicación y liderazgo. Sin procesos que conecten la captación presencial con la digital, sin un CRM que permita hacer seguimiento, sin contenidos que respondan a las dudas reales del aspirante, la institución pierde visibilidad en un mercado que se mueve muy rápido y no espera a nadie.Un mercado que avanza y no espera
Lo que dejaron las ferias educativas de Bogotá en 2025 es evidente: el interés por estudiar en el exterior sigue creciendo, el aspirante es más exigente y la competencia —aunque no siempre esté físicamente presente en los eventos locales— influye en cada decisión. El estudiante evoluciona, el mercado también, y las instituciones que no ajusten su enfoque corren el riesgo de quedarse atrás. Participar en una feria hoy significa entender el sistema completo: cómo se atrae, cómo se comunica, cómo se acompaña y cómo se construye confianza. Las instituciones que integren estrategia, tecnología y seguimiento serán las que realmente logren conectar con los futuros estudiantes. Las que sigan viendo estos espacios como acciones aisladas irán perdiendo peso en un mercado que ya es global, competitivo y acelerado.Preguntas frecuentes sobre las ferias educativas
¿Por qué siguen siendo importantes las ferias educativas en 2025?
Son un punto de contacto directo entre instituciones y aspirantes, funcionan como parte de un sistema más amplio que integra campañas digitales, contenido previo y seguimiento posterior. La feria no es el final del proceso, sino el inicio de una relación que se construye con el tiempo.¿Qué ha cambiado en el comportamiento de los aspirantes?
Los aspirantes están mucho más informados y orientados a resultados. Preguntan por empleabilidad, prácticas, permisos de trabajo, movilidad internacional y retorno de inversión. No buscan solo un programa de estudios, sino una experiencia que encaje con su proyecto de vida y sus objetivos profesionales.¿Cómo afecta la competencia internacional a las instituciones locales?
Aunque su presencia física es mínima, la oferta internacional influye en las expectativas del estudiante. Redes sociales, publicidad segmentada y testimonios de otros jóvenes en el exterior hacen que muchos comparen constantemente la oferta nacional con otros países, lo que obliga a las instituciones locales a revisar y fortalecer su propuesta de valor.¿Cómo pueden prepararse las instituciones para competir en este nuevo entorno?
Necesitan integrar estrategia, tecnología y comunicación clara. No basta con asistir a ferias: hace falta un sistema de captación digital, un proceso de seguimiento sólido, contenidos que respondan a las dudas reales del aspirante y equipos capaces de acompañar de forma cercana y profesional. La clave está en unir presencia, contenido y acompañamiento en una misma visión.¿Las ferias educativas funcionan por sí solas?
No. Funcionan cuando están integradas en un plan mayor: campañas previas, remarketing, sesiones informativas, automatización y seguimiento. Las instituciones que tratan las ferias como acciones aisladas pierden impacto frente a aquellas que las utilizan como un componente estratégico dentro de un sistema de captación más amplio y bien estructurado.Desde CISD, trabajamos junto a las instituciones educativas que quieren estar al día y crecer, siempre con foco en resultados sostenibles y crecimiento con propósito.









